EL DIOS VIRTUAL

CAPiTULO 6: §æaoj  ¥Æ@~¶

   La gigantesca secuoya agita sus frondas bajo un cielo algodonoso y amenazante. Las plantas y los animales jamás decepcionan; los humanos y las máquinas... algunas veces. Sus nudosas raíces jamás podrían haber encontrado alimento en lo más alto de un rascacielos auténtico pero esa es otra de las infinitas ventajas de la RV; los sistemas de gestión de memoria y la velocidad de los biomicroprocesadores cuánticos determinan y escriben las nuevas leyes de la física y bioquímica imperantes. Al parecer han recreado el interior del edificio idéntico al real y en el exterior, digamos que se concedieron unas pinceladas artísticas. ¿Por qué no? Olimpia, a mi lado, envuelta en una capa malva espejo de sus ojos, contempla también el impresionante árbol callado con admiración. La miro y me pregunto si realmente ese ser puede sentir curiosidad, atracción, deseo... Acto seguido desciendo un nivel y me pregunto si ella puede sencillamente sentir. La joven virtual me mira y subraya el eterno matiz:

-Diferente.

 Antes de meternos en el teletransporte para descender al piso 1509, echo un último vistazo al ciclópeo árbol y paso la mirada descuidadamente a la ciudad imposible que circunda el rascacielos. Una especie de Megaciudad futurista, al estilo de la cinematográfia Metrópolis, que amanece silente, con un sol nuevo dorando los edificios, en una recreación que en ese instante sólo es posible para mi. En el ascensor -por llamarlo de algún mod - ambos guardamos silencio y aprecio el detalle de no haber aparecido directamente en la habitación de la víctima; mi knowbot debe saber mi predilección por la naturaleza y me ha regalado esa visita no necesaria al curioso top del edificio de la víctima del asesinato; todo aquello ha sido creado para verse una sola vez. Los psicólogos y demás científicos creadores de la Virtual tienen por costumbre respetar los espacios temporales de los que todos disponemos en el Mundo Real imprescindibles para reflexionar, descansar y no saturar nuestras mentes con una sobredosis de información.

 A través de las cristaleras del transporte, que desciende a una velocidad de vértigo, observo como empieza a diluviar. La ciudad se disuelve bajo el aguacero tras los vidrios castigados por la intemperie. La oblonga burbuja sin controles atraviesa, sin previo aviso, la estructura del edificio y nos deposita directamente delante de una puerta que reza el ilegible nombre de la víctima.  La puerta se hace progresivamente translúcida hasta desaparecer por completo, tras la orden sin palabras de mi sinuosa acompañante.

 El apartamento es moderno y funcional y se trata de una reproducción exacta del auténtico donde ha fallecido la víctima. Lo fidedigno de la reproducción raya lo obsesivo; luces volumétricas simulando las naturales en la hora exacta de la muerte, especial hincapié en las propiedades dinámicas de todos los objetos: especificación de coeficientes gravitatorios, de sombras, de fricción,  de opacidad de las mallas,  sonido ambiental, mapas de refracción, difuminación de la luces de reflexión de los objetos, potenciales interacciones de los cuerpos entre sí, etcétera. En fin, no creo que todo aquello me vaya a servir de nada. Me fijo entonces que las paredes están tapizadas de cientos de retratos de niños-¿Nietos? ¿Bisnietos?-y pienso por un instante, y sin venir a cuento, qué será ahora de ellos.  Por una vez he decidido hacer las cosas de ese modo, puesto que visitar el auténtico lugar físico del crimen me llevaría mucho tiempo, al hallarse en otro continente del que yo vivo; quizá Sujiro tuviera razón acerca de que la gente ya casi no viaja. En ese momento me acuerdo de Neptuno y sonrío; si el supiera lo que estoy haciendo tendría un argumento más en nuestras eternas discusiones.

-Recuerda que su verdadero cadáver ya está incinerado allá afuera.-Me dice la señorita Freeworld, señalando a la mujer que yace tumbada en el suelo, al pie de un tresillo, en la posición exacta en la que murió.-Ellos lo han recreado con un coeficiente de 92,5% de verosimilitud1 para que tu puedas ...

-Lo sé.-Interrumpo sonriendo por el modo casi religioso en el que Olimpia dice “Ellos”. Tras asegurarme que tengo activado el filtro para que ella no lea lo que pienso me empatizo un poco con mi knowbot. Lo cierto es que desde su prisma "Ellos" eran sus creadores, sus dioses, y no creo que ni un mísero qbit de su mente pudiera siquiera contemplar la idea de que eran tan corruptos como el que más.

 Antes de examinar a la mujer quiero echar un vistazo al apartamento. Un ejemplar de la revista “Future Times” tirado en el suelo sin tapas; está abierto por un artículo de cyberterrorismo infantil a la izquierda y un anuncio de un parque de desintoxicación virtual en la página impar. Me refiero a los que te liberan de la dependencia virtual durante una semana sacándote una fortuna para que luego caigas ineludiblemente y vuelvas a engancharte. Una mascota robotizada tirada en el plasti-parquet llamada “Brazil”, según reza su collarín, en estado “game over” por falta de recarga de sus baterías. En los cajones de la mesilla de noche una tonelada de pastillas tranquilizantes, excitantes, afrodisiacas, antidepresivos, laxantes y sobre todo, muchos analgésicos de gran potencia. Con tanta mierda en el cuerpo no me extraña que hubiese muerto de un colapso cardiaco. Es extraño que una persona que conocía las nuevas técnicas (en verdad, milenarias) acudiera a la medicina tradicional para curar sus males, pero el hecho no alcanzaba el grado de sospechoso. Una mujer en sus estado quizá no podía esperar al lento-aunque mucho más eficaz-efecto de medicinas alternativas como la acupuntura o homeopatía. El detalle no me parece relevante. 

 Sí me llama la atención una máquina de gimnasia totalmente robotizada cuyo uso es obligado en las personas que rebasan un tiempo límite de conexión a la Red. Esta mujer, debido a su enfermedad, es muy posible que navegara un sinfín de horas por la Neo-WWW. El robot-gimnasio estaba ideado para estirar las articulaciones y músculos de forma automática, produciendo un efecto parecido al de hacer deporte, aunque mucho más cómodo. Se trata de un último modelo que incluso se podía usar estando conectado. Al otro lado de la estancia observo un detalle que me llama la atención: Una antiquísima Web-TV, con un software “neolítico” de Microsoft y tecnología Jini2 para la interconexión domótica con otros electrodomésticos, espera impaciente el voto de §æaoj  ¥Æ@~¶, que sería ponderado multiplicando por un factor de corrección, según la cualificación personal de la mujer acerca de un tema determinado; arma de doble filo. Bastante  democrático que una vez al mes dediquemos un par de horas a decidir sobre nuestro futuro, acerca de infinidad de temas, puesto que el resultado es- en teoría-vinculante en la decisión gubernamental. Lo que ya me parece muy discutible es el peso específico de cada voto en el algoritmo del sistema elegido. La decisión ciudadana no es definitiva sino que pasa por el filtro de la Virtual Cybernetworks, tomando ellos la resolución definitiva, como Gran Compañía-Gobierno. Muchas de las leyes aprobadas son sospechosamente beneficiosas para la Virtual Cybernetworks Corporation.  Pero no me llama la atención que este día la mujer estaba reflexionando acerca de la aprobación o no de determinada ley. Lo verdaderamente curioso es la ley en sí que flota en pantalla. Un tema que, en el caso que acontece está en el ojo del huracán; estoy hablando del Proyecto Riesgo al que ha aludido Argos Neptuno. ¿Simple casualidad? ¿Compleja causalidad?

-Harrison, hay un pequeño problema. ¿Cómo es posible que no me haya dado cuenta? –La knowbot, un poco atorada, hace que emerja de mi ensimismamiento-Sólo disponemos de diez minutos antes de que el aparato de RV al que estás conectado desactive tu conexión, pues ha detectado que tu cuerpo físico y tu mente sufren un agotamiento extremo.

-¿Qué?-Pregunto boqueando como un pez  e impactado por una niña que me miraba atemporal desde un retrato de su primera comunión.–La pequeña junto a todo lo demás-dentro y fuera del retrato-giran hasta completar una circunferencia completa al yo comprobar que en vez de un crucifijo colgando del pecho porta un águila alada de ojos incisivos.

-Que tienes que dormir. Según mis datos llevas 36 horas y 18 minutos sin hacerlo.-Siento haberte avisado con tan poca antelación.–Dice quizás exagerando su apuro para disimular su apuro-No volverá a ocurrir, señor Par...

-...Harri. Si antes lo has hecho bien. –Sé que no merece la pena discutir. Ella simplemente se limita a cumplir las instrucciones de la programación. No importa que me halle en una crucial misión a las órdenes de los mismos creadores de la Red. Se trata de una cuestión de soft. Su código de programación no admite otra posibilidad.  Si los sensores que miden mis constantes vitales han dado la voz de alarma es que mi salud puede correr riesgo y aunque desobedezca la orden la máquina, sencillamente, dejará de funcionar. Solicito, no obstante, los veinte minutos de prórroga autorizados en estos casos, para no dejar mi prospección en busca de pistas en aquel apartamento a medias...

-Sólo se te permiten 300 segundos más, es decir, en total 15 minutos a partir de ahora.-La chica lista añade, parafraseándome:-Recuerda que vivimos en un universo impredecible y el caos acecha siempre detrás del horizonte, y las leyes de la física y de la causalidad no valen un pimiento. -Entonces una sonrisa ilumina un poco más su rostro.

-Uhmm. Bueno, creo que serán suficientes.-Claudico finalmente refunfuñando un poco.

 El baño esta limpio al igual que la cocina y el resto del apartamento. El robot que vi en la entrada debía de encargarse de ello así como de los demás cuidados a la enferma, ahora cadáver. Ningún objeto de plomo invisible a los barridos de las lentes Andratx. Sé que no voy a encontrar ninguna aguja de las que se utilizan en la acupuntura puesto que Olimpia se aseguró de recordarme que su profesión la desarrollaba desde la Web. Sí lo que a mi me parece un antiquísimo geyper-man pero que en realidad es un muñeco acupuntor y varios mapas ying-yang de energía.. Su estado de salud, que la condenaba a estar físicamente todo el día postrada en un sillón, hubiera impedido realizar su trabajo de otro modo. Luego vuelvo al salón y tras examinar el cadáver, efectivamente confirmo que tiene un traumatismo mortal en el cuello, probablemente, al caerse del sillón. La mujer yace boca abajo, pareciendo su cabeza de espaldas un plumero alborotado, debido a su peinado tinaturnoso. Las correas láser de seguridad han sido desactivadas y por eso pudo acaecer el suceso. ¿Quién habría deshabilitado el mecanismo de seguridad? ¿No podría tratarse de un accidente? Lo ideal sería vivir el suceso tal como ella lo vivió.  Pero claro, eso era imposible para mí... Olimpia me mira con los ojos como platos.

Cl click

-Me has dicho que ella se estaba confesando cuando murió, ¿no es cierto, niña?

-Así es. §æaoj  ¥Æ@~¶ era muy religiosa y lo hacía todas las semanas.  Por cierto, Harri, de momento no existe ninguna conexión de ella con el resto de las víctimas, ya lo he investigado. Aunque supongo que eso es lo que vas a determinar tú con tus pesquisas.

-De momento sólo sé que están muertos y todos navegaban por la Red mundial en el momento del fallecimiento. Y ni de eso estoy completamente seguro.

-¿Por qué no hablas con los Administradores del Sistema?.-Pregunta inesperadamente la cyberjoven con la espontaneidad que le caracteriza.-Ellos tienen que guardar en su poder todos los informes relativos a los tiempos de conexión y desconexión de las víctimas.

 -Sí. Buena idea. Eso lo haré en el Mundo Real una vez me eche un sueñecito... - Filtro. Entonces miro lastimosamente a mi imberbe knowbot y sé de una vez por todas porque nunca me había gustado tener un sirviente, ni en la realidad, ni en la Red.  El retrato de una niña anónima jugando a un video-juego, en una playa perfecta contribuye a consolidar el sentimiento. Ya sé que sonará absurdo pero siento...  lástima.

-Dime,  Olimpia, ¿has pensado alguna vez cómo será el Mundo Real?

***

-Ave María Purísima, padre.

-Sin pecado concebido. Confiésame tus faltas, hija.-El obispo, al igual que su interlocutora se santiguaron bajo los ecos del coro de la Catedral de Palma de Mallorca...o mejor dicho la Catedral Virtual réplica exacta de la mencionada ciudad de la capital balear. La gigantesca estructura gótica se erguía majestuosa presidiendo el paseo marítimo y dando la bienvenida a los no menos impresionantes barcos procedentes de Denia, Valencia o lugares inciertos.

-Padre, me confieso de practicar el sexo en la Red sin freno ni medida.-Los nervios hacían presa en ella pues la sensación de culpabilidad invadía todo su ser. Sus knowbots, dos jóvenes muy atractivos, se mantenían al margen, cual guardaespaldas, sentados en los bancos próximos al confesionario. Estando ella de rodillas giró levemente la cabeza hasta encontrar unos ojos que la miraban desde dentro de la cabina sagrada. La mujer bajó la mirada que se clavó en la vitola de color ámbar del alto sacerdote. En ella, el sello bordado y activo de la Virtual Cybernetworks, originó un giro de la inmensa estancia que la produjo una leve conmoción:  Vitrales iridiscentes, muros etéreos, sombras calladas, columnas pacientes, altares bondadosos, baldosas octogonales, olores milenarios, rostros  pétreos, nichos monolíticos, tapices inextricables, sonrisas atemporales, mármoles glaciares, minuciosas obsidianas, imbricada orfebrería, celosías legendarias, inscripciones eternas, oro y plata, techos infinitos, cúpulas divinas, santos acechantes, símbolos intempestivos, deidades falibles, ecos inteligentes, lápidas invisibles, cirios esperanzados, voces insepultas e insomnes de un millón de antepasados allí muertos. Y todo ello en un segundo.  Era lógico. Todo aquello podía perturbar a cualquiera.

-Muy bien, hija, los nuevos tiempos nos han traído también nuevos pecados.-El religioso se ajustó sus lentes hexagonales y se atusó su largo y cárdeno hábito para finalmente decir- Supongo que estarás arrepentida.

-En fin...yo. Va a decir que soy tonta pero yo creo que estaba más pendiente de las palabras que me dijo la semana pasada, cuando me confesé, que de lo que estaba haciendo.

-Refréscame la memoria.–Respondió el prelado con una expresión de impaciencia casi humana.

-Bueno... , usted me dijo que cualquier acto impuro, ya fuese pequeño o grande, tenían en ambos casos la misma penitencia.

-Es usted una pilla, señora ¥Æ@~¶-Dijo tensando los labios hacia dentro y agitando la cabeza con condescendencia-¿Alguna cosa más? Recuerde que para que yo le absuelva los pecados tiene que estar realmente arrepentida. Usted no puede pecar con la vista puesta en la confesión.

-Tiene usted razón padre. Sí, sí que estoy arrepentida.–La mujer detentaba treinta años y otros tantos kilos menos que en la vida real por expreso deseo suyo. Aunque no lo confesase a su amistades virtuales y reales que encontraba en la Red, su estatura era superior a la que en verdad tuvo en su mediana edad y su nariz suavemente más respingona.-Lo cierto es que de vez en cuando me tomo unos cuantos tripis aunque, también le diré que, la coca ya casi ni la pruebo. Lo del éxtasis es por mi tensión ¿sabe? No creo que eso sea hacer nada malo.-Negó mintiendo pues de esa acción se derivaban sus verdaderos remordimientos.

-No se esconda detrás de las drogas. El mundo, tanto el real como el virtual, se ve más cristalino sin ellas, se lo aseguro.  Lo que sí que tendrá que pagar es una pequeña penitencia por lo de sus devaneos desaforados y, por supuesto, hacer propósito de enmienda de que no volverá a repetirlos. Pero de verdad, no como las anteriores ocasiones. Cinco Padres Nuestros. Cinco Ave Marías. Ayude a cinco personas infelices. Sus pecados entonces serán perdonados.

-¡¡ Oh, que alegría, padre !! - La mujer explosionó en una nube de júbilo.-Siempre tengo la angustia de que un día llegue y usted no sea tan benévolo. ¡¡ Mil gracias, padre !!-Y, abriendo con brusquedad la pequeña puertecita enrejada de madera que los separaba, le dio un sonoro beso en los labios que resonó en toda la catedral originando siseos de las plañideras y oohss a los turistas que la visitaban.

 La mujer no terminó aquí sus expresiones de alegría sino que, tras despedirse del arzobispo, se puso a bailar merengue como una loca entre los bancos de la colosal iglesia. Fue entonces cuando ocurrió. Ella movía con intensidad su esqueleto virtual cuando, éste, dejó de tener ese estatus para convertirse de repente en real. Sin previo aviso la máquina que la suministraba la fantasía mallorquina dejó de funcionar, de forma brusca. Esto no sucedía nunca así que ella no se percató a tiempo. Los dispositivos de RV disponían de SAIS o Sistema de Alimentación Ininterrumpida para que la energía eléctrica jamás fallase. Además, estaban provistos de infinidad de relés electrónicos para que el sujeto no sufriera un traumático shock al volver a la realidad de forma violenta si se producía un fallo en el sistema, una visita inesperada o un motivo imprevisto. En estos casos, un amable y estereotipado knowbot aparecía en la recreación virtual explicando al cybernauta una inminente desconexión y sus motivos. De esta manera el humano conectado experimentaba una transición calculada y atemperada del universo virtual a la realidad, en aras de no sufrir ningún sobresalto.

 Sin embargo, §æaoj  ¥Æ@~¶ no había advertido el cambio, simplemente notó que el cuerpo le pesaba mucho más, pero con la euforia no le concedió importancia al detalle. Así que... siguió bailando, ahora samba. C on los ojos cerrados dio, inadvertidamente, un manotazo a los controles del tresillo inteligente donde se hallaba.

 Ya no bailaría nunca más.