Ya no somos ‘hardware’, somos ‘software’


Por Fernando Jose Zurita Abascal*

«El hardware es aquello a lo que puedes dar patadas. Software es aquello a lo que sólo puedes insultar» , rezaba una vieja máxima anónima que circulaba por la antigua red ‘internet’. La carne cotiza a la baja mientras los píxeles alcanzan máximos históricos en el índice Nasdaq de nuestras vidas. Lo cierto es que la nueva Realidad Virtual nos blinda de las inclemencias de la realidad ‘real’, salvaguardándonos de un sinfín de peligros inciertos, aunque sumergiéndonos en otros nuevos… Parece ser que nuestro cuerpo físico ha pasado a un honroso segundo plano, entre bastidores, mientras un nuevo ‘cyberyo’ ¿superior? se bate el cobre sobre el escenario de esa nueva metarrealidad que engloba la nuestra o todo lo contrario. Los hilos que nos unan al muñeco digitalizado que evoluciona por el ciberespacio y nos representa cada vez serán más tenues hasta que un día quizá dejen de existir; nuestro yo físico, puede que más pronto que tarde, se fusione con nuestro yo virtual, o eso se podría desprender del experimento de «notransferenciadeconcienciaysídeinformación», realizado en Nagoya. Una legión de pensadores, filósofos, escritores, metafísicos, discutirá durante tanto tiempo qué realidad está subordinada a cual que cuando haya quórum ambas dos formarán una e indivisible, como la Santísima Trinidad.

 Por mi parte quisiera aportar mi humilde granito de arena (¿o debo decir mi puñado de bytes?) al respecto. El prefijo ‘meta’ según la R.A.E. Significa ‘junto a’, ‘después de’, ‘entre’ o ‘con’, sin especificar los respetabilísimos académicos de la lengua si también es factible agrupar dichas acepciones dos a dos, tres a tres, cuatro a cuatro, con todas las combinaciones posibles. Una niña juega a la pelota alrededor de una encina. Si la escena la recortamos de la Realidad ‘real’ (sinonimia, redundancia) ésta será unívoca en cuando lo físico y las posibilidades de acción que se deriven estarán encorsetadas en las leyes materiales del universo. Que tendrá complicado transformar la bellotera en un baobab o viajar en el tiempo a una edad antigua del hombre y comprobar quienes vivieron y murieron donde está la encina, vamos. Si tan bucólica estampa pertenece a la Realidad virtual (oxímoron) dispondremos de infinitas perspectivas del evento y de infinitas posibilidades de acción. A esto me refería en el párrafo anterior al citar metarrealidad. Cómo ven he orillado hablar de subordinaciones pues mi madre y mis profesores siempre dijeron que era un niño muy listo además de aplicado y pulcro.

Como los ladrillitos que conforman nuestro yo, en esencia, son nuestros recuerdos (hasta ahora extraídos de la realidad ‘real’) y ésta se obstina en derivarse hacia otra virtual, por la propiedad transitiva me veo obligado a vincular, a unir, (no sé si con locktite o velcro) memoria y ciberespacio. Lo que empezó siendo un sencillo video-juego de dos palitos y una pelota simulando una pista de tenis amenaza, tras su evolución no darviniana en menos de cien años, con remover los pilares básicos de nuestra identidad, de quienes somos, de nuestra civilización.

Si somos nuestros recuerdos la Realidad Virtual ya está generando nuevos, a miles de cibernautas conectados, indistinguibles de los ‘reales’, de los de toda la vida. Cuando lleguemos a ser tan viejos como para que nos guste torturar a nuestros nietos con ‘batallitas’, ¿quien será el guapo que diferenciará lo vivido de lo ‘virtualizado’? El anciano no, desde luego, entre las nebulosas de las neuronas desconectadas flotaran ¿vivencias? ancestrales que sólo un minucioso registro informático colocará a un lado u otro de la frontera.

Termino girando medio grado my point of view. Viejo juego de palabras taurino: si un toro empitona a un torero, ¿quién de los dos puede decir que tiene el cuerno dentro? El chascarrillo concluye que los dos, torero y toro (si éste pudiera hablar). Si la nueva realidad, nunca mejor dicho, se impone, se extiende, se generaliza, se universaliza…; si la Realidad Virtual pasa a formar parte, sub ó meta, de la Realidad ‘real’… quien se mantenga totalmente al margen de ella, quien sea un neoermitaño fuera del ciberespacio, …. ¿Quién podremos decir está fuera de la realidad? ¿los cibernautas o el neoermitaño?

  “Nos encontramos a unos centímetros de ‘Matrix’”, me comentaba un amigo, incauto todo él. ‘Matrix’, en nada, será el paleolítico video-juego de tenis de las rayas y la pelotita que, como dirían los Monty Pyton, hacía ‘bib’. Lo dicho, overflow.

PD: El vértigo que produce la velocidad con la que suceden los acontecimientos (¿son acontecimientos los sucedidos dentro de los universos virtuales?) no remiten con ningún tipo de psicofármacos y sólo se atempera durante unos minutos cuando alguien como un servidor intenta sin éxito ordenar sus ideas en un artículo como este. La terapia anti-vértigo de escribir este artículo es casi tan ineficaz como el hecho de leerlo. Al no ser un ‘metaartículo’ dejará fuera infinitas perspectivas del asunto, obviará infinitos enfoques, por lo que pido metadisculpas por adelantado,esgrimiendo todas las posibles desde todos los ángulos imaginables. Desbordado, sin duda, por la RVT. Overflow. ¿Cómo me hace esto mi jefe? Aumento de sueldo ¡ya!

Botón volver arriba